lectorzuela

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Lorena Meléndez está muy agradecida con todo el asunto de Colorado Springs. Cuando se levanta y ve su gran cuarto con sala, su espejo de actriz en el baño, cuando sale y el sol brilla, los venados pastan (¡!) y las ardillas se pelean con los cuervos por la comida, Lorena Meléndez sonríe y no puede creerlo.

Lorena Iglesias, en cambio, se pone a doblar ropa que dejó botada en el piso, saca papeles de la billetera y plata que no puede usar acá, piensa en las cosas que debe comprar. Entonces siente un hueco en el pecho y luego se asusta: ¿qué está haciendo acá?, ¿por qué está sola en esta ciudad en donde todo queda a un viaje en carro de distancia?

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